Esopo (griego)
Fábula
Había una casa infestada de ratones. Un gato se dio cuenta y se fue a ella. Uno tras otro, los iba devorando a todos. Los ratones, viendo que siempre les cazaba, desaparecían en agujeros; y no pudiendo el gato atraparlos a ellos, imaginó un trampa para que salieran.
Trepó, en efecto, a un alto leño y, colgado en él, se hizo el muerto, pero una de las ratas asomó el hocico, lo vio y le dijo:
- ¡Oye, amiguito, aunque fueras un saco no me acercaría!