Popol Vuh (fragmento y adaptación)
Leyendas Maya – Quiché
Antes, hace mucho,
pero mucho tiempo, cuando nada existía, todo estaba quieto,
tranquilo…silencioso, sin luz, ni movimiento. Solo existían dos seres
poderosos: Tepeu y Gucumatz, ellos utilizaban el
pensamiento para comunicarse, no tenían necesidad de voz.
Poco a poco fueron
creando un mundo maravilloso, primero el Sol, la luna, el cielo, las estrellas,
la Tierra y el agua, luego lo llenaron de muchos seres fantásticos, unos que
volaban, otros nadaban y otros caminaban sobre los campos verdes, pero algo
faltaba.
Un día que ambos
disfrutaban de su creación, tuvieron el mismo pensamiento a la vez: ¡Basta de
estar solos! – Debemos crear a un ser inferior que necesite de nosotros, alguien
a quien cuidar – pensó, Tepeu – Sí, alguien que nos salude y grite que nosotros
lo creamos – añadió Gucumatz.
Entonces formaron
un hombre de lodo, pero este era inmóvil, estaba blando y se desintegraba en el
agua, los creadores lo deshicieron y crearon otros nuevamente, pero ahora de
madera, estos se movían y hablaban, pero no tenían corazón, ni agradecían a sus
creadores, entonces mandaron una fuerte lluvia y se ahogaron.
Al final, cansados
de sus intentos fallidos por crear al ser humano, se les ocurrió cortar unas
mazorcas de maíz amarillo y blanco, prepararon una masa con la que formaron
cuatro hombres a quienes llamaron: Balam
Quitzé, Balam Akab, Iquí Balam y Maucuta.
Los creadores
vieron y escucharon que los hombres daban gracias y cuidaban su creación, por
eso los recompensaron dando una esposa a cada uno. Estos cuatro hombres y
mujeres fueron los primeros padres y madres de la raza del maíz…la raza Quiché.