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martes, 24 de noviembre de 2015

La raza del maíz (mito)

Popol Vuh (fragmento y adaptación)
Leyendas Maya – Quiché
Antes, hace mucho, pero mucho tiempo, cuando nada existía, todo estaba quieto, tranquilo…silencioso, sin luz, ni movimiento. Solo existían dos seres poderosos: Tepeu y Gucumatz, ellos utilizaban el pensamiento para comunicarse, no tenían necesidad de voz.

Poco a poco fueron creando un mundo maravilloso, primero el Sol, la luna, el cielo, las estrellas, la Tierra y el agua, luego lo llenaron de muchos seres fantásticos, unos que volaban, otros nadaban y otros caminaban sobre los campos verdes, pero algo faltaba.

Un día que ambos disfrutaban de su creación, tuvieron el mismo pensamiento a la vez: ¡Basta de estar solos! – Debemos crear a un ser inferior que necesite de nosotros, alguien a quien cuidar – pensó, Tepeu – Sí, alguien que nos salude y grite que nosotros lo creamos – añadió Gucumatz.

Entonces formaron un hombre de lodo, pero este era inmóvil, estaba blando y se desintegraba en el agua, los creadores lo deshicieron y crearon otros nuevamente, pero ahora de madera, estos se movían y hablaban, pero no tenían corazón, ni agradecían a sus creadores, entonces mandaron una fuerte lluvia y se ahogaron.

Al final, cansados de sus intentos fallidos por crear al ser humano, se les ocurrió cortar unas mazorcas de maíz amarillo y blanco, prepararon una masa con la que formaron cuatro hombres a quienes llamaron: Balam Quitzé, Balam Akab, Iquí Balam y Maucuta.


Los creadores vieron y escucharon que los hombres daban gracias y cuidaban su creación, por eso los recompensaron dando una esposa a cada uno. Estos cuatro hombres y mujeres fueron los primeros padres y madres de la raza del maíz…la raza Quiché.